La cueva y su historia.

La cueva de Zugarramurdi constituye un impresionante complejo cárstico superficial situado a menos de medio kilómetro de distancia del casco urbano.  La cavidad principal fue horadada por una corriente de agua, aún caudalosa en la actualidad, denominada la Regata del Infierno o "Infernuko Erreka" que la atraviesa conformándola como un amplio túnel cuyo eje se orienta de noreste a suroeste, alcanzando una longitud de 120 metros.  El conjunto de la Cueva  se completa con dos galerías más altas, de orientación similar a la galería principal, que se abren a la misma.

El nombre de este conjunto cárstico hace mención a las celebraciones paganas o akelarres que tenían lugar en algunas de sus salas en la antigüedad y que, en el Proceso Inquisitorial de 1609 a 1614, fueron presentadas como prueba evidente de que en Zugarramurdi se desarrollaban actos donde se ejercía la brujería. Pues en 1610 en Logroño, tuvo un auto de fe en el que la Inquisición española procesó a cuarenta vecinas acusadas de ser brujas y condenó a doce de ellas a morir en la hoguera (cinco de ellas quedaron en efigie por haber muerto con anterioridad). Las ejecuciones se basaron en la mayor parte de los casos en testimonios basados en supersticiones y envidias que eran poco o nada fiables. Las veintitrés restantes, fueron reconciliadas por haber sido toda su vida de la secta de los brujos, buenas confidentes y que con lágrimas habían pedido misericordia, y  querían volverse a la fe de los cristianos. 

Se dice que la palabra akelarre viene del prado que está al lado de una de las pequeñas cuevas de Zugarramurdi, que era donde supuestamente se celebraban las reuniones de las brujas. La palabra akelarre significa "prado del cabrero", y así le llamaban los asistentes a las reuniones de las cuevas a este prado, ya que en él, pastaba un gran cabrío negro (macho cabrío negro o Akerbeltz, en euskera), el cual decían que se transformaba en el mismísimo diablo cuando se reunían las brujas según la leyenda. De ahí a que Zugarramurdi reciba el sobrenombre de la Catedral del Diablo.